lunes, 28 de enero de 2013

Dios es taurino... y quiere ver los toros de Madrid.

Será casualidad, pero la casualidad ha hecho que podamos disfrutar, al menos un año más, de lo que unos cuantos beneficiados nos querían quitar. Los balconcillos y andanadas de Madrid, el palco Real de la plaza, el reloj y la veleta, las arcadas... y el cielo. El cielo de Madrid. La Gloria.

A parte del tono sarcástico, hay que ser serios y pedir responsabilidades, que pasan por la dimisión de algunas personas, como Abella. El mundo del toro hoy está, más que nunca, haciendo el ridículo. Esa tapadera era una desfachatez, y encima, una desfachatez insegura. La primera plaza de toros del mundo, no puede dar esta imagen. Es vergonzoso. ¡Qué hubiera pasado si esto hubiese ocurrido en una tarde toros! Estaríamos hablando de una desgracia impresionante.

Así de fea, horrorosa, vergonzosa la querían dejar.


Sea por lo que sea, gracias a Dios, volvemos a ver la plaza. Pero esto podía haber causado una desgracia humana.


Y menos mal que decían que había cedido un poco.





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