sábado, 29 de diciembre de 2012

Ganadería "Hermanos Boyano de Paz".

No destaca Zamora en la actualidad por tener muchas ganaderías bravas, pero sí podemos decir que las pocas que hay, tienen unos ganaderos que luchan con mucha profesionalidad y afición para sacar adelante, por un lado, la Fiesta de los Toros, y por otro, su ganadería, su vida, su sueño.

En la finca "El Encinar", situada en Villalpando, pastan entre zona de campos y zona de monte de encinas las reses bravas de la ganadería "Hnos. Boyano de Paz". Dos terrenos bien distintos, la llanura y el monte, como dos colores distintos, los azul y blanco de su divisa. En el año 2007 empezaron a llegar a esta finca reses de procedencia Aldeanueva por vía de Pedraza de Yeltes y El Rollanejo. Actualmente, la ganadería sigue con esas dos líneas, pero manteniéndolas por separado.


Sabe bien el ganadero, Antonio Boyano, que los tiempos que corren no son los mejores para avanzar en números, y por eso, se centra en avanzar en calidad con una camada corta pero que le transmite mucha confianza de cara al año próximo 2013. Dieciocho erales para lidiar en novilladas sin picadores o en festivales, pero dieciocho que él sabe que le pueden dar éxitos en la plaza porque han nacido de sementales y vacas rigurosamente seleccionadas. De primeras, el ganadero busca que la vaca tenga presencia, como se puede ver en la siguiente foto. Intenta que a las vacas se le peguen 4 ó 5 puyazos como máximo en la tienta y por supuesto, pide que la vaca se entregue en la muleta, con nobleza, codicia, humillando y con bravura.



Vaca de vientre con un trapío y una presencia impresionante.



El ganadero va alternando a los sementales año a año, para saber si el producto sale bien gracias a un semental en concreto, a las vacas, o a ambas partes. Así, por ejemplo, una vaca que da un año un producto muy bueno, y al año siguiente muy malo, se podrá "saber" si la culpa es de la vaca o del semental. Pongo lo de "saber" entre comillas, porque la genética es muy difícil controlarla, de hecho, no es posible hacerlo. El ganadero, simplemente, piensa qué vaca puede ligar mejor con qué semental, pero a partir de ahí entra en juego lo que hablábamos ayer con Antonio Boyano viendo las vacas, la fortuna. La fortuna es muy caprichosa, y más cuando no sólo depende de ti, sino de animales bravos.




El semental, de magníficas hechuras.


De entre todos los erales vistos en la finca, había uno, el herrado con el número 28, que destacaba por encima de sus hermanos de camada. Un eral mucho más grande y fuerte que los demás, y presentando ya unas hechuras extraordinarias: caja y cabeza grandes, lomo recto, cuello largo, pitones que van tomando forma rápidamente, y una expresión muy seria en sus ojos. En esta camada hay mucha variedad de pelos: negros, castaños, colorados, burracos y un melocotón.


El eral herrado con el 28.



Las vacas que serán tentadas este año a partir del mes de marzo, con la llegada de la primavera.


Muchas gracias al ganadero por abrirnos tan amablemente las puertas de su finca y enseñárnosla. Con esa afición y forma de llevar la ganadería, despacio pero dando pasos muy firmes, seguro llegará a ser una ganadería importante. Tiene que serlo.

El ganadero Antonio Boyano, y su hijo, novillero de igual nombre y apellido que su padre, en la plaza de tientas de la finca "El Encinar".




No hay comentarios:

Publicar un comentario